ADD, ¿Algo De a Dos?

Nina Colavecchio

Necesitamos orientarnos en una dirección, tanto cuando se trata de un acompañamiento terapéutico como cuando atendemos a pacientes en los consultorios. Las hipótesis -que se desprenden del relato del paciente y de su historia y que elaboramos al escucharlos- nos dan una idea de los posibles diagnósticos.

Es un asunto muy delicado ya que habría que utilizar los mismos como una herramienta para el trabajo con nuestros pacientes y no como etiquetas estigmatizadoras, al fin y al cabo vacías. Porque... ¿Qué queremos decir con “ADD”, “TGD”, y tantas otras categorías diagnósticas? ¿Cuánto nos dicen acerca del sujeto que porta consigo esa sigla? (Que en el mejor de los casos la lleva consigo y no es confundido con ella ni la confunde consigo mismo, al modo de “Fulano/a es autista” o “Yo soy ADD”, como sucede tan a menudo, donando identidad, obturando la pregunta).

Estos nombres son categorías que aparecen en manuales basados en estadísticas, tales como los DSM, que implican que se han observado una serie de características en los pacientes.

Por otro lado, tenemos los diagnósticos que se dan desde el marco del psicoanálisis y todas las interpretaciones que puedan hacerse a partir de ellos. Hay que estar atentos ya que no es lo mismo hacer una hipótesis diagnóstica, que cerrar la oreja a rasgos que se “inmiscuyen” y mezclan dentro de las estructuras diagnósticas. Tampoco es aconsejable suponer que un diagnóstico funcione a modo de respuesta: “Hace esto porque es un/a histérico/a” o “No sale porque es un fóbico”. Más bien, como analistas, nos proponemos que eso que acontece no se coagule, ni tampoco lo haga su diagnóstico, haciendo intervenciones que movilicen y causen pregunta, no respuesta.

En ciertas ocasiones, ponerle un nombre a eso que sucede y que resulta desconocido o inquietante tranquiliza, tanto a los pacientes como a las familias e incluso a los profesionales, que demuestran al diagnosticar que “saben”. Pero, ¿Qué lugar deja ello a la singularidad de cada sujeto? ¿Qué nos dicen los diagnósticos de él, si es que algo nos dicen?

¿Por qué algunos diagnósticos se ponen "de moda"? ¿Por qué hoy día decimos que existe el "Desorden por Déficit Atencional, con o sin Hiperactividad"? Las personas somos siempre más proclives a atender a determinadas cosas en detrimento de otras, sin lo cual no existiría el concepto de atención siquiera. La atención fue y será fluctuante y selectiva. Pero, aparentemente, es mucha la tensión que genera no ponerle nombre y etiqueta a lo que sucede, y dar lugar a la pregunta: “¿Qué te pasa? O ¿En qué pensás?”

Cuando se sobreestima el diagnóstico, se abandona al paciente, y sus palabras sólo sirven para reconfirmar la categoría asignada, en lugar de lograr preguntarse algo. La respuesta parece estar dada: “Es ADD”.

Así, en algunos casos sucede, que hay sujetos que son medicados para acallar aquellas dolencias y preocupaciones que seguramente ocupan su atención, en lugar de abrirles camino y que, palabra mediante, cedan. Me refiero a las situaciones en las que se podría trabajar con los pacientes sin requerir para ello ninguna medicación. Pero eso implicaría soportar el proceso, que no se da sino en el transcurso de un tiempo, que es de cada sujeto, singular a cada momento, que no parece encontrar mucho lugar en la sociedad de la que formamos parte. Implicaría dar lugar a las preguntas, a los vacíos, a la angustia… Interpelaría al Sujeto, en lugar de aplastarlo.

La siguiente canción fue compuesta pensando en la importancia de cuestionarnos si es ético diagnosticar a un chico sin antes preguntarnos en qué contexto y sobre qué vínculos se constituye su subjetividad, o si alguna vez tuvo la atención que necesitó, o si hoy día la tiene, porque ... ¿Cómo prestar lo que no se tiene?


En qué año estoy, qué siglo es, de dónde soy y qué querés...
A ónde voy, cómo y por qué, me dicen "mal", me dicen "bien" 
Si no recuerdo subrayar o si me canso, 
Si atención no puedo prestar, pues no me han dado..
Adónde voy, cómo y porqué me dicen "mal", me dicen "bien"
Unos me llaman ADD, otros trastorno de no sé qué
Me quieren pa´diagnosticar, y yo me quiero ir a jugar!
Si de repente me escucharas vos a mí,
Si se te ocurriera preguntarme "¿En qué pensás?"
(A dónde voy, cómo y porqué, me dicen "mal", me dicen "bien")
Te darías cuenta de una vez, que yo no soy el de ADD,
que el déficit atencional está, en verdad, en otro lugar...


Lic. Nina Colavecchio
ninacolavecchio@hotmail.com